Después un curso intensivo on line de 3 días, de muchas horas al día, al terminar, después de la emotiva despedida de los profesores, lloré.
Como ya he comentado esta semana, para ser trader independiente has de tener un carácter algo especial, ser independiente y que no te moleste la soledad, incluso que disfrutes con ella. Bien, encajo. Soy bastante independiente y la soledad no me asusta ni me provoca miedo o aburrimiento, ni me entristece, estoy cómoda con ella. Pero eso no quiere decir, que a veces, golpee y haga daño.
Realicé, como ya he mencionado en otra entrada, un curso intensivo de 3 días con el equipo de la Escuela de Negocios Intefi, teniendo como profesor, entre otros, a José Luis Cárpatos, en mi opinión, un excelente profesional y profesor.
Ha sido uno de los cursos más apasionantes que he hecho, que más me han servido y en el que disfruté cada minuto del mismo. De hecho ha sido el curso que me ha cambiado la vida en cuanto al trading se refiere. Y fue muy intensivo, empezábamos a las 8 de la mañana y terminábamos a las 20 de la noche, con descansos para desayunar, comer y poco más.
Los días de cada día yo opero en mi despacho de casa, con total silencio la mayoría del tiempo porque estoy sola y únicamente acompañada por una suave música de fondo instrumental.
Esos días estuve acompañada de las clases en directo por todos los profesores que impartían el curso, era un constante escuchar, interactuar, y el silencio habitual que reina en mi despacho, esos días estuvo roto por un continúo ajetreo de información que circulaba por mi ordenador. Disfruté, mucho.
Y llegó el tercer día. Llegó la tarde y con ella, la última clase. Al terminar, José Luis hizo la despedida, bastante emotiva, de aquellas que te llegan a dentro y mezclado con lo que para mi había sido un curso muy bueno, las sensaciones se multiplicaban. Al terminar dijo que ya formábamos parte de esta familia de Intefi, que bienvenidos y que había sido un placer.
Finalizaron las clases.
Volvió de nuevo el silencio, pero esta vez era más hueco, más profundo, más doloroso.
Y lloré.