Un sueño y/o un objetivo, requiere de planificación, ambición y determinación.
Por supuesto, no podemos caer en la ingenuidad de que sin un buen plan y sin trazar un camino, éste aparecerá ante nosotros de la nada. No, debemos sentar unas bases.
Pero no nos equivoquemos, el éxito no vendrá a buscarnos, no nos llamará a la puerta.
Si quieres hacer cambios en tu vida y crear un nuevo camino, deberás tomar riesgos.
Quien no los asume y prefiere esperar a tenerlo todo atado y seguro antes de saltar, no saltará jamás.
Porque triunfar exige que un día hayas tenido el valor de respirar hondo, cerrar los ojos, confiar en ti y dar el paso.
Si tienes el coraje de saltar al vacío, con tu mochila llena de sueños, de ambiciones y por supuesto también llena de confianza y de algo indispensable, una inquebrantable voluntad, aparecerá una red que te ayudará a levantarte en cada caída sin que ello sea el final del viaje.
Porque si no saltas, nunca sabrás que pudo ser de tu destino si hubieras tenido el valor de hacerlo.
Y porque si no saltas, nunca sabrás cuánto hubieras crecido tú como persona, al haber tenido la valentía de intentarlo.
¡Salta y aparecerá la red!