Cuando no queremos asumir una pérdida.

«…No podía parar de llorar, llanto amargo, de rabia y desengaño. Mis padres no disimulaban la preocupación e imagino sus preguntas: ¿Qué le ocurre? ¿Es una reacción física o psicológica?. Ni siquiera ellos sabían cuál sería mi actitud ante la derrota, tampoco yo. Ese día lo averiguamos: fue horrible, una reacción exagerada, seguramente. Se pudo comprobar que en el deporte no iba a ser una competidora discreta. No me gusta perder. Detesto perder. Odio perder.» («Nací luchando» de Amaya Valdemoro).

 

En el deporte, el ego surge muy a menudo, porque nos gusta destacar, ser buenos en lo que hacemos y odiamos perder.

En el trading, esto es el pan de cada día. Los seres humanos no estamos preparados psicológicamente para afrontar una pérdida, más todavía, para afrontarla de forma natural.

Quien opera en bolsa pierde (evidentemente deben ser pérdidas pequeñas y con un correcto money management), y esto ocurre porque trabajamos con probabilidades y en el mundo de la incertidumbre. A veces se gana, otras se pierde, pero esa «facilidad» con la que se puede perder, cuesta asumirlo.

Y el problema principal de no querer perder, es que estropeamos las operaciones. Salimos pronto, salimos tarde, al final no sabemos ni cuándo hemos de salir de lo influenciados que estamos de nuestras emociones, de nuestro ego ante la pérdida.

Lo primero que hay que hacer es asumir que esto es un «juego» de probabilidades y que la pérdida forma parte de él. Pero, también podemos utilizar algunas herramientas para ayudarnos a gestionar nuestras emociones ante estas mermas económicas. Encontrar mecanismos para evitar dar rienda suelta a nuestras emociones, en función de qué elemento concreto de nuestra personalidad es el que despierte el ego.

Por ejemplo, nos puede costar perder, porque nos duele perder dinero. En este caso, podemos probar de arriesgar menos en cada operación, aquello que «no duela» y poco a poco, a medida que nuestra seguridad y confianza se afiance, iremos incrementando nuestras posiciones.

Puede costar perder, por orgullo, porque nosotros hemos escogido bien la operación y no puede salir mal. En este caso, costará un poco más de trabajo en deshacernos de ese ego, porque está bastante interiorizado, forma parte de nuestra personalidad y hemos de esforzarnos en tomar conciencia de una vez, que aquí hay probabilidad de perder aunque la operación esté bien hecha, no es culpa nuestra, no es porque nosotros no lo hayamos hecho bien, sino porque esto funciona así. A parte de que tampoco estaría mal, no creernos tan inteligentes.

TRABAJO IMPORTANTE PARA EVITAR EL SUFRIMIENTO ANTE LAS PÉRDIDAS: Uno, ser conscientes de que éste es un trabajo de probabilidades, hay operaciones que van bien y otras que salen mal, por mucho empeño que le pongamos. Y dos, detectar qué hace que aparezca nuestro ego ante las pérdidas y buscar soluciones para evitar que aparezca, NO LO ALIMENTEMOS!!!!

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