Cuando uno empieza en este mundo del trading, tiene en la cabeza gráficos, precios, acciones, rentabilidades, beneficios (casi nunca pérdidas), … pero nadie piensa en la psicología.

 

Cuando uno explica a alguien que se dedica al mundo de la bolsa, nadie te dirá “¡menudo control de las emociones debes tener!”. La mayoría pensarán en riesgo, dinero, especulación e incluso, más de uno, en que queremos vivir del cuento.

Y todos sabemos la importancia vital del control de las emociones para tener unos beneficios consistentes en esta profesión.

Cuando empezamos a operar, primero en simulado, luego en real, lo primero que queremos aprender es la parte técnica de este oficio. Tendencias, directrices, soportes, resistencias, ¿por qué sube el precio? ¿por qué baja? Aprendemos a interpretar las velas japonesas, nos adentramos en el mundo infinito de osciladores e indicadores y nos apasiona tanto que empezamos a mezclar unos con otros, dejando el gráfico tan lleno de líneas, barras y de todos los colores, que apenas vemos dónde está el precio.

Pero lo hemos conseguido, tenemos un sistema. Lo probamos en simulado y parece que funciona. Pasemos a operar en real.

Y empiezan los dramas. Lo que nos pareció un sistema que era el Santo Grial y que nos había funcionado en simulado, cuando empezamos a operar en real, todo se desmorona. Y cuantas más operaciones negativas, peores son sus consecuencias, convirtiendo nuestras pérdidas en una gran bola de nieve que parece no tener fin.

Dejamos de operar en real, en el mejor de los casos. Analizamos nuestra operativa y nos damos cuenta que esa media o ese oscilador no está funcionando bien. “¡Ahí está el problema!”. Corregimos cuatro cosas y con el optimismo renovado, volvemos al real.

Pero el drama continúa. Volvemos a tener pérdidas. El sistema sigue sin funcionar. Empezamos a investigar por internet y descubrimos que cierta persona que ya es un trader famoso y que, seguro que se está ganando muy bien la vida, ha escrito un libro de cómo operar y sacar beneficios. Y pensamos… “¡si lo hubiera visto antes!”.

Compramos el libro. Lo devoramos en un día. Tomamos nota de cómo opera y decidimos que se convierta en nuestro sistema o hacemos ciertas modificaciones, haciendo una mezcla entre lo tuyo y lo la forma de operar que explica el libro.

Y volvemos al real. Sigue sin funcionar. Tristeza, desespero, piensas en tirar la toalla. Pero, sigues indagando por internet y descubres que tal personaje o tal academia hace un curso donde aprenderás todo lo que hay que saber de los mercados y te convertirás en un trader de éxito. Piensas “¡Bien, esto es lo que necesito! ¡Aprender más y que alguien me guíe en mi operativa!

Te gastas un montón de dinero, aprendes muchas cosas, haces un trabajo en simulado que parece que funciona muy bien. Estás feliz, ahora sí, ahora lo conseguirás.

Volvemos a operar en real. Algunos días ganas, otros pierdes. En el mejor de los casos pierdes poco o te quedas en tablas. Pero de ahí no avanzas. Pierdes la paciencia y empiezas a modificar el sistema con el que estás trabajando, después de toda tu formación y del dinero invertido. Y ahí vuelve la vorágine de las pérdidas, vuelta al fracaso.

¿Cuánto más hay que aprender de estos dichosos mercados financieros?

¿Cuántos osciladores e indicadores no he descubierto aún, cuál me falta?

Muchos abandonan.

Otros descubren la clave: el problema soy yo.

Y a partir de ese momento, empieza otro camino. Un camino más lento, pero más firme, un camino de aprendizaje interior, de lucha contigo mismo, pero también de importantes descubrimientos de nuestra personalidad.

Nos damos cuenta que la psicología, las emociones, juegan un papel fundamental en el trading, ni siquiera es un aspecto más a tener en cuenta, es la base de nuestro éxito cuando operamos en bolsa. Sino sabemos monitorizar nuestros miedos, nuestra avaricia, nuestro ego…sino descubrimos qué hemos de hacer para que esas emociones no lastren nuestra operativa, por muchos conocimientos técnicos que tengamos, no lo conseguiremos.

Cuando empezamos en esto, ni siquiera intuimos que la gestión emocional tenga nada que ver, sólo sabemos que tenemos que aprender a operar, pero con el tiempo y unas cuantas muescas en nuestro ego, vamos descubriendo que la psicología en el trading juega un papel fundamental, me atrevería a decir, que sin un buen control emocional, es imposible ser consistente en obtener beneficios en la bolsa.

Aprendamos de mercados financieros y de sistemas, sí, pero antes, aprendamos a gestionarnos a nosotros mismos.

 

 

abril 14, 2019

Muy buen artículo!!

abril 14, 2019

Gran artículo

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