¿EXISTEN AÑOS PERDIDOS EN NUESTRO CAMINO HACIA LA CONSISTENCIA?

Fueron años de importantes pérdidas económicas, de mucho sufrimiento y de sentimiento de fracaso. Años de muchas sombras y pocas luces. Años de dudas, de creer que me había equivocado de camino, de inseguridad en si el nuevo mundo al cual había entrado tenía salida.

Muchas veces me encuentro con personas que estáis en ese mismo punto y que me comentáis que habéis perdido 1 o 2 años realizando un mal trading, cada uno por diferentes motivos, Pero todos/as consideráis que son años perdidos.

¿Pero realmente lo son?

Cuando me planteo esta pregunta siempre me viene a la cabeza aquel libro/película de «La Historia Interminable». Perdonad si esta comparativa puede sonar algo infantil pero la considero muy acertada.

En esta historia, su protagonista, Atreyu debe recorrer un largo camino en busca del remedio a la enfermedad de la Emperatriz infantil. En ese camino, sufre todo tipo de calamidades incluida la pérdida de su gran amigo Artax, el caballo que siempre le acompaña.

Cuando llega al final de todo, delante de la Emperatriz y con el Reino de Fantasía casi destruido, Atreyu agotado y desolado sin haber encontrado la cura, se lamenta ante ella de que todo ese largo viaje, todo ese sufrimiento no ha servido para nada.

En cambio, la Emperatriz no piensa lo mismo y le comenta que GRACIAS a todo ese largo y duro camino recorrido, alguien en la Tierra le ha seguido en sus aventuras hasta aquí, a través de la lectura del libro, llegando con él al final del camino y convirtiéndose en la persona capaz de dar con la cura con solo gritar un nuevo nombre para ella.

Y aquí viene la comparativa con los años perdidos en el trading que no son en vano.

Si Atreyu no hubiera hecho tal viaje, nadie hubiera leído sus aventuras y no hubiera habido cura. En cambio, en ningún momento en aquella larga andadura, Atreyu pensó que durante ese tiempo estaba construyendo la solución al Reino de Fantasía.

Nunca fueron días y semanas en vano, el sufrimiento y las penas no cayeron en saco roto, todo tuvo una razón.

Volviendo a la realidad y haciendo otra comparativa, ¿Cuántos empresarios han fracasado en múltiples negocios antes de alcanzar el éxito? Probablemente la mayoría.

¿Podrían haberlo alcanzado sin todos esos fracasos? Pues quizás no.

Porque la suma de experiencias, muchas de ellas negativas, los errores cometidos con sus aprendizajes, el dolor de las pérdidas, pero la fortaleza de recuperarse una y otra vez, el fracaso y las caídas pero el coraje de volver a intentarlo… son grandes tesoros que nos hacen fuertes y mejores para el siguiente intento. Éstos, en cada fracaso, al igual que Atreyu, no eran conscientes del gran valor de esas derrotas y de que todas esas lágrimas en el día de hoy, eran perlas de sabiduría que estaban construyendo, en el silencio de nuestra inconsciencia, un futuro mejor.

Yo miro esos primeros años y aún siento esa espina clavada por el sufrimiento vivido, es cierto. Pero también sé que sin ellos no sería la persona que soy ahora, no tendría el conocimiento que tengo ni me hubiera permitido desarrollar la «inteligencia» que se necesita en los mercados, aquella que te hace coger el camino que más te favorece a largo plazo versus la satisfacción inmediata.

Por tanto, no existen años perdidos en nuestro camino a la consistencia.

Lamentablemente debemos vivir este proceso de destrucción y reconstrucción. Debemos desaprender para aprender de nuevo. Debemos sufrir para ser mejores y más fuertes en el futuro.

Que estos primeros años de frustración continua no os hagan tirar la toalla. Sé que es difícil ver la luz cuando hay tanta oscuridad, pero pensad que sin ella no habría ningún amanecer.