Esto es algo que nos ocurre más a menudo de lo que pensamos en nuestra vida cotidiana.

Cuando hacemos las cosas centrados en lo que estamos haciendo, poniendo todos los sentidos y la concentración en el proceso, sin obsesionarnos por el resultado, las cosas fluyen de forma natural y se obtiene mayor y mejor rendimiento.

Pensemos en aquella ocasión en la que tuvimos que hablar en público. Si estamos más pendientes de gustar o de impresionar, más que en estar concentrados en lo que estamos diciendo y de conectar con el público, nos perderemos en nuestra ponencia y, probablemente, no acabemos transmitiendo nuestro mensaje sintiendo lo que estamos diciendo y eso, nuestro público lo percibirá. Nuestro resultado quedará mermado por estar obsesionados en él, en vez de en su proceso.

En el trading, esto es algo muy habitual y pienso que es una de las causas que más interfieren en conseguir la consistencia.

En nuestra fase de desarrollo como traders, cuando entramos una operación, estamos más centrados en el resultado, en cuánto vamos a ganar o a perder.

Recordemos aquel día que entramos a mercado, la operación se movió a nuestro favor, empezamos a ver números verdes interesantes y la cerramos antes de hora, movidos por ese beneficio que tenemos al alcance de la mano. ¿Y si hemos ganado la mitad del potencial que tenía esa operación?

Pensemos también, en aquel otro día, que acumulábamos ya varios días perdedores y nos sentíamos frustrados, desanimados y sin ningunas ganas de perder más dinero esa semana. Entramos una operación, el stop queda fijo en el punto adecuado, pero la operación se mueve en nuestra contra y se va acercando al stop. El dolor por perder de nuevo la cantidad establecida en ese trade, nos hace salir antes, asumiendo una pérdida más pequeña por el miedo a perder más, pero sin dar la oportunidad a que esa operación desarrollara todo su camino. ¿Y si finalmente no hubiera saltado el stop?

En ambos casos, hemos estado más centrados en el resultado que en la operación en sí misma.

Cuando nos concentramos en la operación, en su ejecución, en su correcta gestión del riesgo, en observar lo que el precio nos va diciendo con su movimiento, en interpretar y en actuar en función de todo ello, es cuando las cosas fluyen y permitiremos que nuestro sistema de trading demuestre su ventaja en el mercado.

Si vamos interfiriendo en él, jamás le permitiremos que muestre los buenos resultados que se pueden obtener aplicándolo, porque nuestra conducta modifica sus parámetros, sus reglas.

Y esto nos sucede una y otra vez en nuestro camino como traders.

El ganar o el perder nos influye de tal manera, que esta obsesión por el resultado, nos acaba haciendo operar sin un sistema, porque hemos sido nosotros mismos, los que lo hemos cambiado.

Cuando uno ya es un trader consistente, está centrado en la operación en sí, observando lo que sucede y actúa en función de ello, no en función de lo que va ganando o perdiendo, ni influenciado por los resultados acumulados ese mes, semana o día.

Y esto, amigos, es fundamental y nada fácil de conseguir.

 

¿Cómo se adquiere ese don? ¿Qué hemos de hacer para que nuestra mente cambie?

Pues lamento decir que no existe ese día mágico en el que te levantas de la cama y digas “¡Ya está, chip cambiado! No existe ninguna música relajante ni protocolo espiritual realizado con anterioridad a la operativa, que nos pueda hacer conseguir ese estado mental.

Es un conjunto de elementos, que, tomando conciencia de ellos, trabajándolos y poniéndolos en práctica, conseguiremos no pensar en el resultado, sino en el proceso.

El hecho de no tener presión por ganar dinero, influye.  No podemos entrar al mercado, jugándonos el poder pagar el alquiler ese mes.

La gestión del riesgo es fundamental, si nuestro stop lo tenemos bien asimilado y no nos produce dolor, será un elemento a favor. Ni qué decir que debe haber stop.

Si nuestro estado emocional previo es adecuado, operaremos de forma natural y sin influencias.

Si nuestro sistema está bien diseñado y adaptado a nosotros y lo hemos probado en simulado obteniendo una ventaja probabilística, influirá positivamente porque confiaremos en él.

Si estamos realizando un tipo de trading adecuado a nuestro perfil de personalidad, nos sentiremos cómodos con él, no nos producirá estrés y operaremos sin tensión.

Un Trading Plan bien definido y bien detallado, sin dejar nada a la improvisación, nos ayudará a tener un estado mental de control.

Y, por supuesto, sabiendo y asumiendo de verdad, que el trading es una disciplina basada en probabilidades, no sabemos el final de cada trade, pero nos debe dar igual si esa operación sale ganadora o perdedora, porque ello no nos supone ni euforia ni desastre, simplemente es una muestra más del conjunto de nuestras operaciones que, en su global, tiene una ventaja estadística.

 

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